Para que hablar cuando podemos besar

6/9/13

El viento azotaba la ventana y la noche me cubría. Me sentía segura; todo en aquella habitación era seguro. Fue donde descubrí que él era el amor de mi vida y donde lo había perdido.
Llevaba su nombre dentro de mi; Brakko había sido mi mundo por 3 años. Todavía me dolía entrar en esa habitación, donde él, mi Brakko, se había suicidado. Podía sentir el cuchillo lleno de sangre caer mientras él se desplomaba sobre la cama, la misma cama donde yo estaba sentada.
Todavía no asimilaba que exactamente hace un año él había desaparecido. Dejé de bailar, dejé de salir, dejé de vivir.
Toda esa tarde estuve en el cementerio, llorando, anhelandolo.
Si él no estaba, yo tampoco, esa noche todo iba a terminar, iba a volver con Brakko y todo iba a ser mejor.
Tomé la cuchilla, descubrí mi muñeca, me despedí en silencio de esa habitacion y me dormí en un sueño eterno.

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